La platería argentina es mucho más que un oficio; es una manera de narrar y describir la historia cultural del país a través de objetos que acompañaron la vida cotidiana del gaucho, el indígena y el campo. Esa identidad forjada en plata es la que celebra la exposición “Platería argentina, una pasión. Un siglo de coleccionismo”, inaugurada el 23 de abril pasado en el Museo de Arte Popular José Hernández, ubicado sobre la avenida del Libertador 2373, en la ciudad de Buenos Aires. La muestra se extenderá hasta el 27 de julio próximo.
Según contaron los organizadores, por primera vez se reúnen piezas pertenecientes a dos colecciones de épocas diferentes: la de Carlos Daws, pionero del coleccionismo de platería criolla a comienzos del siglo XX, y la del actual coleccionista Oscar Collazo. Entre ambas, indicaron, se despliega un recorrido con más de 160 objetos que dan cuenta de la evolución del arte platero desde la época colonial hasta la actualidad.
Según describieron, Daws (1870-1947), hijo de un inglés y empleado del Ferrocarril del Oeste, fue una figura central en la preservación de la tradición gauchesca. En su casa del barrio porteño de Balvanera fundó el Museo Familiar Gauchesco, donde exhibía platería, ponchos, soguería, fotografías y grabados. Al morir, su viuda donó la colección a la ciudad y pasó a formar parte del acervo del actual Museo de Arte Popular.
“La colección de Daws incluye mates, bombillas, cuchillos, estribos y rastras, piezas profundamente ligadas a la vida del gaucho. Es muy llamativo pensar que a comienzos del siglo XX este coleccionista decidió transformar su casa en un museo para compartir esta pasión con la sociedad”, explicó Roberto Vega Andersen, curador de la exposición, en diálogo con LA NACION.
“El oficio de la platería es parte de nuestra identidad. Incluso el nombre de la Argentina proviene del latín argentum, plata. No era solo el estanciero el que ostentaba objetos con plata; también el gaucho, símbolo del mundo rural, siempre incorporaba piezas de plata a su atuendo: desde espuelas hasta botones de una corralera o en un cuchillo: el ahorro de su vida plasmaba en estas piezas”, reflexionó.
La exposición también presenta una colección viva: la de Collazo, actual coleccionista, quien ha reunido piezas de distintos orígenes a lo largo de décadas. Su acervo incluye objetos de coleccionistas históricos como Alfredo Anchorena y Nicolás García Uriburu, y se ha exhibido tanto en la Argentina como en países de Europa y América.
Vega Andersen destacó la importancia de este diálogo entre dos miradas separadas por el tiempo: “Ambos construyeron sus colecciones con la idea de mostrarlas públicamente para que la sociedad pudiera disfrutar y aprender rasgos de la cultura argentina a través de estas piezas”.
Uno de los aspectos más destacados de la exposición es la presencia de “platería pampa”, es decir indígena, especialmente mapuche, tanto femenina como masculina. “Hay joyas de las mujeres y estribos, frenos, espuelas, hasta puntas lanzas de hierro con detalles en plata de los indios jinetes. Este es un capítulo esencial de la colección de Collazo”, explicó el curador.
También se exhibe una vitrina que muestra la evolución del mate, desde las calabazas decoradas parcialmente con plata del siglo XVIII hasta los mates enteramente realizados en ese metal. “Es un viaje que va del Virreinato al siglo XIX y permite ver cómo el diseño se transforma con el tiempo”, señaló Vega Andersen.
Otro “tesoro de la muestra” son los moldes originales del platero Cándido Silva, considerado uno de los más importantes del país que trabajó entre 1840 a 1870. “Tenemos dos moldes para estribos y uno para una argolla de un fiador junto con las piezas que nacieron de ellos. Es impresionante ver los instrumentos del taller de hace más de 150 años junto con los objetos terminados que producía”, agregó el curador.
Comentó que todas las piezas llevan el punzón del platero, una marca de autoría que no siempre se utilizaba. “En este caso, tanto los moldes como los objetos terminados están firmados, lo que les otorga un valor histórico aún mayor”, destacó.
Además de las piezas antiguas, la muestra incluye una participación activa de la Asociación de Plateros Argentinos, que brindará talleres abiertos al público y visitas guiadas junto con los curadores para enriquecer la experiencia del visitante.
Por último, indicó que la exposición es “una oportunidad para descubrir o redescubrir la historia argentina a través del brillo, la textura y la pasión de la platería”.